Durante el Invierno la Naturaleza observa el modo en que la tratamos. Llegada la Primavera, y a lo largo del Verano, cuando la luz nos prende y despierta, es cuando logramos vivir la mejor versión de nosotros mismos. Cada año, la Naturaleza nos muestra su época más hermosa: la estación del florecimiento. Pues florecer es sinónimo de amor, luz, cuidado y corazón. Esto nos hace conscientes de hasta qué punto le debemos gratitud a Ella por semejante regalo y debemos retribuírselo con nuestro completo y eterno cuidado.