Cada día que pasa, más y más gente se da cuenta de la crisis de sostenibilidad a la que se enfrenta nuestro mundo, tanto en el contexto de la moda como en el mundo más amplio de los productos que existen. Pero cambiar la grave situación que la moda rápida ha creado en esta industria es algo más que palabras vacías y buenos deseos. Los consumidores son ahora conscientes, y más activos que nunca a la hora de enfrentarse a los problemas que nos desafían. Están empezando a tomar decisiones con conocimiento de causa y a votar con su cartera a favor de elecciones más inteligentes, y es algo más que una moda pasajera.
Cómo perjudica la industria de la moda al medio ambiente
Actualmente, la industria de la moda es responsable del 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, y del doble del desperdicio de agua. Piénsalo un momento: piensa en todos los coches, aviones, trenes y barcos contenedores del mundo. Todos los vertederos ardientes y las minas agitadas. Luego piensa que, entre todo eso, una de cada diez partículas de contaminación, una quinta parte de las moléculas de agua contaminada son culpa únicamente de la industria de la moda. A diferencia de otros tipos de productos, todo el mundo necesita ropa, así que tiene sentido que sea un contaminante tan ubicuo, pero esa universalidad por sí sola no significa que no podamos hacer nada para frenar su viciosa producción.
El problema, sin embargo, no reside sólo en la creación de artículos de moda, sino también en su eventual eliminación. El 85% de la ropa que tiran los estadounidenses se destruye o se tira, en lugar de reciclarse o venderse en el mercado vintage. La dificultad de reciclar muchos tipos de fibras mezcladas complica aún más las cosas, ya que muchos tejidos que se envían a plantas de reciclaje se convierten en trapos rotos, en vez de en una prenda nueva. En total, sólo una cantidad insignificante de ropa se recicla de forma significativa en algo que se parezca a un tejido de calidad, lo cual es un resultado mortificante para nuestro planeta.
Cómo marcan la diferencia los consumidores
El consumidor moderno no se ha quedado de brazos cruzados. Encuestas y estudios muestran que un 49% de los encuestados estaban seguros de que estarían dispuestos a pagar más por productos sostenibles. Y si tenemos en cuenta que las respuestas "No lo sé" suelen constituir una gran parte de las respuestas de cualquier encuesta, el hecho de que casi la mitad de los encuestados estén seguros de que definitivamente lo harían es una gran victoria. Los hábitos de compra de los consumidores año tras año muestran una clara tendencia hacia la adopción masiva de compras sostenibles, y sólo se prevé que aumente a partir de ahora.